El agujero de la capa de ozono es la zona de la atmósfera terrestre donde se producen reducciones anormales de la capa de ozono, fenómeno anual observado durante la primavera en las regiones polares y que es seguido de una recuperación durante el verano.
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gráfica del hueco en la capa de ozono |
Ozono (O3) molécula de oxígeno renovable, conformado por tres átomos del mismo elemento, acompañada de sustancia inerte que se encarga del exceso de calor.
La capa de ozono atmosférico con tan solo 3mm de grosor es la que se encarga de absorber la radiación solar, que mediante reacción química con moléculas de ozono se convierte en calor, convirtiéndose en un verdadero escudo que nos protege de la radiación solar, al filtrar los rayos ultravioletas procedentes del espacio.
La gran incertidumbre sobre el cambio climático también se centra sobre el deterioro de la capa de ozono que protege al globo terráqueo, misma que se observa cada vez más dañada y con escaso grosor, teniendo como principal protagonista de su destrucción a la inteligencia del hombre, que día tras día busca con mayor vehemencia el modernismo y la industrialización sin mirar las consecuencias ambientales que demanden.
Así vemos como al principio los aerosoles, cloro (elaborado por la naturaleza)
y bromo fueron los principales causantes de la tragedia atmosférica que sufre el mundo, dando luego el paso a los gases de tipo industrial como los clorofluorocarbonos (nombre comercial freones sintetizados en 1930), utilizados en grandes cantidades para fabricar productos desechables, como vasos y platos, propelentes para aerosoles en lata, y disolventes para limpiar tarjetas de circuitos electrónicos. La mayor parte de los CFC que se usan en el comercio y la industria se arrojan a la atmósfera y al ser poco reactivos se difunden lentamente en la estratosfera en muchos años sin permitir la regeneración normal del ozono.
Otros elementos son el los óxidos de nitrógeno NO, difundido por la milicia aérea supersónica y demás actividades antropogénicas realizadas por el hombre y el nitrato de cloro (ClONO2) que sirve como depósito de cloro también perjudicial para la atmosfera.
Gracias al tratado de Montreal firmado en 1987 se ha podido disminuir la pérdida de ozono en la atmosfera, que se da en mayor auge en invierno, cuando las emisiones solares son en escasa intensidad.
Aunque las medidas asociadas al protocolo de Montreal han reducido las emisiones de CFCs, el efecto de esta reducción sobre el agujero de ozono aún no es estadísticamente significativo. Por lo que se prevé que la recuperación total no se produjese hasta el año 2050, y que una recuperación parcial estadísticamente detectable no se daría hasta el año 2024.
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